Archivo de la categoría: Rutas

Galicia XIII

Y con esta entrada tristemente termino la serie sobre el viaje por Galicia.

Las fotos son de la «Praia da Robaleira» y del faro (a lo lejos) que corona la punta del mismo nombre. Se podría decir que es el extremo de la península que hay entre la Ría de Pontevedra y la de Vigo, y es el punto de tierra más cercano a las islas Cíes.
No tiene un acceso fácil pero es un lugar que merece mucho la pena.

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Y la última foto va dedicada al pequeño paraíso donde hemos tenido la suerte de «vivir» durante los últimos 11 días, la Casa Rural Os Areeiros, a la que ya dediqué una entrada en el blog.
El cariño y simpatía con el que nos han acogido en su casa Mercedes, Bea, Maria y los dos Guillermos nos han hecho sentir casi parte de la familia. Y eso no se paga con dinero. Gracias, muchas gracias.

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Galicia XII

Día tranquilo el de ayer. Relax en genera y visita a última hora al mirador de Cotorredondo. Es una torre-mirador de unos 5 o 6 pisos en lo alto de un monte desde el cual se dominan 360° y desde donde se pueden ver las rías de Vigo, Pontevedra e incluso parte de la de Arousa. También la isla de Ons, las Cíes… vamos, todo lo que da la vista si no hay niebla. Y muy atractivo si encima pillas el atardecer estando arriba.

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El dato curioso fue que el GPS lleva unos días con ganas de juerga y nos está vacilando todo lo que puede. Nos dejamos guiar por él y para llegar, primero atravesamos una interesante carretera de montaña, preciosa…

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Pero después decidió que era más entretenido llevarnos por una especie de cortafuegos lleno de agujeros, piedras, charcos, barro y ramas. Para cuando vimos que la cosa se ponía seria ya daba igual volver que seguir, así que decidimos seguir y por suerte finalmente llegamos al mirador.
Lo que no podemos negar es que el Duster se está portando de maravilla, y que en esos terrenos es una auténtica gozada…  y por qué no decirlo, muy divertido 😁
En algún momento tocará limpiarlo, digo yo…

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Galicia XI

Hoy poca cosa a nivel fotográfico. Hemos estado visitando Vigo pero con tanta cuesta como tiene esa ciudad y que ando con la pierna jodida, nos hemos dedicado más al turismo gastronómico que otra cosa.
No tenía mucha info sobre Vigo así que iba sin ningún prejuicio y se puede decir que lo que he visto me ha gustado. La zona antigua atractiva, mucha avenida amplia llena de edificios que recuerdan que ha sido ciudad importante, parques grandes y bien cuidados, y la zona de costa (tanto puerto como playas) bastante chula. De hecho por la mañana hemos pensado que era una ciudad desierta porque no había cuatro gatos por la calle y por la tarde hemos descubierto que estaba todo el mundo en parques y playas.

En cuanto a fotos, lo dicho, poca cosa. Alguna plaza y callejuelas de la parte vieja…

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Y como según parece no puedes pasar por Vigo sin probar unas ostras en la calle del mismo nombre, pues hemos cumplido.

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Ya de vuelta hemos parado en una pequeña calita desde la que se ve el gigantesco Puente de Rande que cruza la ría para sacar alguna foto, que ya le tenía yo ganas hace días.

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Y al llegar a la casa rural nos hemos dedicado a descansar aprovechando el peazo día que hemos tenido…

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Y encima por fin he conseguido (seis días me ha costado) hacerme amigo de la gata de la casa, que hasta ha posado para mí, jejeje…

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Galicia X

Nueva ruta, esta vez dirección sur desde la Ría de Vigo hasta la desembocadura del río Miño siguiendo la costa.

Antes de tomar carretera hemos aprovechado los caminos que hay cerca de la casa rural y nos hemos adentrado en uno de los muchos bosques que hay por la zona. Parece mentira que estemos en pleno agosto y que se puedan ver estos colores tan vivos…

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Ya en carretera la primera parada ha sido en una playa después de Vigo, la «Praia do Vao» creo que era. Bastante larga, arena muy blanca y fina, pero con demasiadas algas en la orilla.
De la enorme torre de cemento con apartamentos que corona la isla-península que hay en uno de sus extremos (Illa de Toralla) mejor no hago comentarios (ni pongo foto).

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De aquí se supone que íbamos a tirar directos hacia Baiona pero mirando el GPS me ha llamado la atención una pequeña península con el nombre de «Monteferro» y nos hemos adentrado todo lo que hemos podido en ella. No tengo fotos pero es un bosque con rutas muy chulas para hacer senderismo o BTT y desde donde se domina una zona bastante amplia de costa. Seguramente por eso mismo al parecer era una zona defensiva de la que todavía quedan algunas baterías abandonadas.

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Siguiente parada, Baiona. Pueblo con bastante importancia histórica dado que es donde llegó la primera de las Carabelas que volvía de América (la de uno de los Pinzones), y por lo tanto donde se recibió la primera noticia del descubrimiento del «nuevo mundo».
Tiene un paseo marítimo bastante chulo, un castillo coronando un extremo del paseo convertido en Parador de Turismo, puerto deportivo donde hay una réplica de la carabela y un par de pequeñas playas. Sus calles internas están llenas de comercios, tascas y restaurantes. Bastante chulo en general.

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Una vez visto Baiona y ya con el estómago lleno, dirección hacia el sur por la carretera de la costa. No hay mucho pueblo interesante pero las vistas merecen la pena, y detenerse en los diferentes miradores que hay es casi obligatorio.

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Desde esta costa se pueden ver las Islas Cíes desde diferentes ángulos. Por cierto, la imagen del megacrucero pasando por delante de éstas impresiona. Qué mole flotante…

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Y por último el destino final de la ruta costera: A Guarda. El pueblo que se encuentra en la desembocadura del Miño y donde se encuentra el Monte de Santa Tegra, un lugar privilegiado desde donde observar una vista de casi 360° de la costa, el río y Portugal.

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Para subir al monte en coche hay que pagar una especie de «peaje» (1 euro por persona) pero también hay quien se anima a hacerlo andando. Nosotros elegimos la primera opción.

A medio camino se encuentra el Castro de Santa Tegra, los restos de un poblado celta donde uno puede ver más o menos la organización «urbanística» que tenían en esa época. Si tienes suerte de que haya visita guiada te explican cómo vivían sus habitantes.

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Una vez llegas a la cima te encuentras con una antigua Ermita, un hotel, los típicos puestos de recuerdos, varias antenas enormes de telecomunicaciones (es lo que tiene la era digital) y lo mejor, las vistas (si es que no hay niebla, que cuando llegamos no se veía nada aunque por suerte desapareció rápido).

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Galicia IX

Hoy tocaba ruta por la zona norte de la Ría de Pontevedra, desde la misma ciudad que da nombre a la Ría hasta la península de O Grove y A Toxa.

La primera parada ha sido nada más abandonar Pontevedra, en el Mosteiro de San Xoán de Poio, donde además está uno de los mayores hórreos de toda Galicia.

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El siguiente destino, muy cerquita de Poio, ha sido Combarro. Un pueblo que según llegas parece el típico puerto deportivo con su paseo junto al muelle y sus edificios más bien modernos, pero que esconde unas preciosas y estrechas callejas llenas de comercios, restaurantes y mucha vida. Por momentos incluso demasiada para la estrechez de sus calles, pero pese a todo tiene su encanto (sí, ya sé que en las fotos no lo parece, pero es que un servidor tiene paciencia para esperar a que la gente desaparezca todo lo posible).

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A partir de ahí hemos ido recorriendo toda la costa, pasando por sitios tan conocidos como Sanxenxo, al que no hemos dedicado mucho tiempo por ser un pueblo excesivamente turístico, y aprovechando paradas en algunos miradores con excelentes vistas sobre la ría.
Diría el nombre del pueblo que se ve en la foto, pero no tengo ni idea. Sólo sé que era en algún punto después de Sanxenxo.

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Hemos parado también en alguna playa que parecía sacada de la película de «Los pájaros» de Hitchcock…

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Y en una de las playas más largas de la zona, la de A Lanzada, lo que parece ser un paraíso para los amantes del surf y el windsurf.
No sé si me ha sorprendido más la longitud de la playa, o el enoooorme aparcamiento que tiene al lado.

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Al terminar esta playa se llega ya a la península de O Grove, desde donde salen bastantes barcos de esos que hacen visitas a la ría y a ver fauna marina, pero nosotros hemos pasado directamente el puente que llega a la «isla» de A Toxa. Vamos, La Toja, la famosa isla de los jabones y el balneario.
Como apreciación personal… nos podíamos haber ahorrado perfectamente la visita. El lugar está plagado de mansiones de gente adinerada (de las de garita de seguridad a la entrada y todo), hoteles de semi-lujo, el balneario, un centro de interpretación de su jabón, y bastantes autobuses de jubilados. Ah, y muchas señoras intentando venderte colgantes y collares hechos con conchas de mar. Las vistas desde allí son chulas, pero el lugar en sí me ha desencantado bastante.
Lo más curioso, la Capela de San Sebastian, una pequeña iglesia recubierta por fuera en su totalidad por conchas.

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Y dado que allí no había mucho más que ver y todavía quedaba luz, ya de vuelta nos hemos desviado ligeramente para visitar el Monasterio Cisterciense de Armenteira. Al estar metido en el monte y como el tiempo estaba empeorando lo rodeaba una densa niebla húmeda de esa gallega que le daba un aspecto bastante curioso y misterioso.

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Galicia VIII

Así como hace unos días dije que A Coruña me había decepcionado, Pontevedra al revés, me ha sorprendido más de lo que esperaba.

La parte vieja tiene decenas de detalles mires donde mires, cantidad de plazuelas con mucha vida y rincones con magia.

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Ya cayendo el sol, unas vistas de la ría de Vigo y la ensenada de San Simón desde el mirador de la Ermita da Peneda. En la primera se pueden ver las islas Cíes al fondo tras el impresionante puente de Rande.

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Y para terminar el día, unas nocturnas de la Casa Os Areeiros, que me tiene enamorado…

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